La fascinación por las culturas del norte (el Oráculo Rúnico)
La difusión del cristianismo por el espacio de la antigua Europa fue eclipsando culturas que tenían establecida una relación interesante con la naturaleza. En todas sus formas de culto existía una admiración por las fuerzas libres del mundo. El paisaje, las plantas y los animales adquirían un gran significado espiritual.
La cultura de las runas se desarrolló en el norte. Sobre todo en Escandinavia. Sus habitantes con una inmerecida fama de gente poco dada a actividades especulativas la fueron desarrollando al tiempo que su literatura y leyes. La runa era una forma simplificada de escritura. Por encima de sus usos prácticos se utilizaron como modo de expresar una cosmovisión.
25 símbolos cargados de misterio
Los 25 símbolos reflejan una colección de principios y potencias elementales sobre las que asentar la vida social de la comunidad. Con el sacrificio de Odín, entregado a las fuerzas de la naturaleza, habría perdido la vista por el ataque de los cuervos. Esta limitación física se compensó al adquirir una nueva visión del trasmundo. Un renacimiento al mundo espiritual que se repite el que practica el oráculo rúnico.
Cada runa tiene un diseño único donde solo existen las líneas rectas. La costumbre de grabarlas en madera impidió que se utilizaran las líneas curvas. Forman un conjunto único que permiten formar las palabras del lenguaje y representar las potencias naturales.
Suelen estar representadas sobre piezas de maderas nobles. La acacia, el cedro t el avellano pueden ser sus materiales. Existe una que está vacía, sin señal ninguna. Es la que representa al mismo Odín. Las runas descubren, al ser extraídas de la bolsa de cuero, un aspecto significado del orden natural. Puede ser una advertencia, una llamada, un consejo o una respuesta. El practicante orienta su significado en el rito practicado.
El poder de lo simple
El oráculo rúnico no se pierde en especulaciones sobre sofisticadas filosofías. Todo su mundo se encuentra en la naturaleza implacable del norte. Cada tirada es una conexión con un mundo que recobra vida. La vida moderna y urbana no han borrado las huellas de esta antigua tradición. Unas creencias labradas con las hazañas y misterios de los dioses antiguos que se sirven en las sencillas runas. Como una lanza que llega de la noche de los tiempos para anunciar la visión de Odín. Y esparce sus mensajes entre los que buscan una respuesta en la herencia de los antiguos hombres del norte.
