Probablemente el oráculo de Delfos es uno de los monumentos más importantes que nos dejó la cultura griega. Lo podemos encontrar en el monte Parnaso. Se cuenta que los helenos acudían a este oráculo para pedir consejo sobre algunas decisiones importantes que tenían que tomar.
Es más, personajes muy importantes asistían a pedir consejo antes de tomar una u otra decisión. Se cuenta que, en base a lo que el oráculo dijera, se podía evitar o crear una nueva guerra.
En definitiva, es un lugar muy emblemático cargado de misticismo.
¿Cómo se hacía una consulta en el oráculo de Delfos?
Aunque la información que tenemos de aquella época e algo confusa, sabemos que para hacer una consulta los helenos tenían que entrar en el recinto sagrado. Hacía falta ofrecer algún tipo de tributo al Dios Apolo por lo que se le hacía una tarta de miel y se sacrificaba a una cabra: para ello se la quemaba en una hoguera y se le iba echando agua.
Se cuenta que, si Apolo iba acceder a nuestra petición, la cabra empezaría a temblar.
Este oráculo era regentado por una anciana conocida como Pitia y un profeta. En el momento en el que el sacrificio había tenido lugar, se formulaba una pregunta. Es entonces cuando Pitia, la sacerdotisa, empezaba a comunicarse con el Dios para poder ofrecer la respuesta que se estaba buscando.
Para poder canalizar su poder iba masticando hojas de laurel, bebía agua e hija arrojando harina. En algunas ocasiones las palabras que salían de su boca no parecían tener ningún sentido. En ese momento entraba en juego el Profeta que era quien se encargaba de ofrecer la interpretación que los asistentes habían estado buscando.
Una buena manera de conocer nuestro futuro gracias a un Dios que se manifestaba en la mayor parte de los casos. Esperamos que este pequeño resumen del oráculo de delfos te sirva de gran ayuda.